En el quinto y definitivo partido, los 76ers clavaron la puntilla a unos Celtics agonizantes, batiéndoles 140-116. Chamberlain, que había ganado la batalla personal ante Russell, frenó las celebraciones con champán en el vestuario diciendo a sus compañeros que la victoria sobre Boston solo importaría si ganaban el campeonato. Esta afirmación de Irving dejó a todo el universo de la NBA con la boca abierta y con las manos en la cabeza, con una sensación de estupor y también de compasión ante Irving, especialmente porque no había una necesidad real de hacer esta confesión. La serie se fue a un séptimo partido, que por fin se pudo disputar en el Minneapolis Auditorium, con los Lakers como claros ganadores de ese último enfrentamiento por 82-65. En esta final, Vern Mikkelsen fue el gran protagonista, ya que Mikan sufrió siempre una doble marca por parte de los Knicks que lo imposibilitó en su performance habitual. "Sabíamos que lo teníamos todo, que íbamos a ganar la mayor parte de nuestros partidos, el asunto era por cuanta diferencia". Comenzaba el final de la mayor dinastía en la historia de la NBA con la retirada del corazón de este equipo, el pívot Bill Russell, partícipe de los once anillos de Boston Celtics.
Llegados al partido que determinaría quien acompañaría a San Antonio Spurs en la final de Conferencia, Houston, como si por la varita mágica hubieran sido tocados, consumaron 24 últimos minutos prodigiosos, que ni el más optimista hubiera imaginado. Unos férreos Celtics aguantaron hasta el final del partido, anotando Don Nelson una suspensión que colocaba el marcador 108-106 para los de Massachusetts. Los Celtics no podían hacer otra cosa si no felicitar a su verdugo, entrando Russell en el vestuario para felicitar a Chamberlain. Chamberlain fue elegido MVP de Las Finales y el entrenador Bill Sharman, Mejor Coach del Año. Los Celtics prácticamente no presentaron problemas a los 76ers, que encarrilaron la serie por 3-0 con un Chamberlain fabuloso consiguiendo el récord de más rebotes en un partido de playoffs con 41 rechaces. Camiseta golden swingman, en edición limitada, de la leyenda del baloncesto Allen Iverson de los Philadelphia 76ers, uno de los jugadores más espectaculares de la historia y que también destacó por sus asuntos extra deportivos. Más tarde, en la primavera de 1994, el entrenador del equipo de baloncesto masculino de Georgetown Hoyas, John Thompson visitó a Iverson en el Instituto Bethel. Cambiaron al baloncesto en sus uniformes blancos, azul y negro, con estrellas en el pecho sustituyendo a la letra "A" en "ORLANDO" o "MAGIC".
Aunque pareciera una asistencia más, aquella servía para colocarle en el primer puesto de la tabla de máximos asistentes con 9.922, superando al mítico Magic Johnson. A pesar de que se habían ido la mayoría de los gloriosos jugadores de los laguneros, había una buena expectativa. A pesar de una temporada regular difícil debido a las lesiones de Derek Fisher, O’Neal y Kobe Bryant, el equipo ganó su segundo título de división consecutivo, camiseta allen iverson robándoselo a los Kings en la última semana. Jugó hasta los 40 años y siempre dio su máximo potencial, si bien él mismo reconoce que el jugador que empezó en la liga argentina en 1995 no fue el mismo que terminó en la NBA en el 2017. Ginóbili se transformó de un excelente anotador a un gran pasador y siempre fue un jugador que se desempeñó según lo que su equipo requería. Según Manu, aunque la jugada proviene de Europa, él siempre la ejecutó, incluso antes de su también exitoso paso por el básquet italiano (Reggio Calabria y Kínder Bolonia). "Nunca pensé en jugar en Europa, y el sueño de la Selección ya se había terminado porque nunca jugué en una Selección Argentina en las menores, y estuve en dos selecciones de Provincia de Buenos Aires, pero no jugué mucho", relató, y resaltó: "Siempre me puse objetivos cortos y traté de cumplirlos, y cuando no los cumplía, no me tiraba abajo.
El encargado de hacer del sueño una realidad fue Mario Elie, quien nos obsequió con un triple desde el vértice en que se encontraba el banquillo de Houston, que explotó de júbilo en el preciso instante en que la pelota se rebozó con las redes para poner el 113-110 en el electrónico. A partir de ahí, comenzó una serie de eventos que terminaron en una gran carrera: "Es como mi segunda casa, aprendí todo ahí", expresó Lucio, quien jugó en Pacífico hasta los 16 años. Termina el año con el regreso de Brand a la que fue su casa durante 7 largos años. Por supuesto que el club de sus amores, aquel donde se crió, el Club Atlético Pacífico, de Bahía Blanca: "El día de mañana me gustaría volver y jugar mi último año ahí, si puedo, y si el físico me acompaña", concluyó. Kevin Johnson, por su parte, se mostró más precavido en sus palabras y además dejo entrever, con la siguiente afirmación, lo que sería la antesala de la gran frase anteriormente expuesta por Rudy-T: "El corazón de un campeón no muere fácilmente.
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